Francisco Papas Fritas

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Máquina del deseo: Diálogos de emancipación (2013)

Título: Máquina del deseo
Autor
: Francisco Papas
Técnica: Pieza uno: Logo de Dolce & Gabbana, realizado con marihuana prensada y desmoldado en resina. Pieza dos: Moneda de $500 pesos realizada con pasta base y resina.
Descripción: La máquina deseante es un sistema de producir deseos.  La máquina social es un sistema económico-político de producción. Las máquinas técnicas no son independientes ni exteriores a la máquina social.  Cada técnica forma parte esencial de la máquina social.  La tecnología capitalista es esencial al sistema de explotación capitalista.  Son grandes máquinas usadas para facilitar la explotación de grandes masas de trabajadores. No hay una necesidad intrínseca de cierta tecnología. Más bien la tecnología evoluciona con la máquina social de la que forma parte.

En la máquina deseante, Deleuze y Guattari perciben ante todo flujo. Toman la idea de Lawrence: la sexualidad es flujo. Todo deseo es flujo. Flujo de esperma, de orines, de leche, etc. Freud descubrió este flujo de deseo. Ricardo y Marx descubrieron el flujo de producción, el flujo de dinero, el flujo de mercancías—todo ello como esencia de la economía capitalista.  Lo que caracteriza al sistema es la apropiación de la plusvalía generada en un proceso productivo por parte del capitalista. Lutero definió la religión como un fenómeno estrictamente privado, muy acorde con la nueva economía capitalista.

La pasta base de cocaína, objeto desecante del capital contemporáneo, fue introducida en Chile en los 80s por la dictadura cívico-militar con apoyo de la CIA y en red con las mafias colombianas.  Los militares y los gobiernos no han desclasificado datos relacionados a esta realidad.  No la han asumido públicamente.  Se hizo con el fin de anular los movimientos sociales y la organización en las poblaciones.  En la actualidad, la pasta base genera miseria y violencia. El microtráfico consume el tiempo y trastorna el desarrollo de jóvenes y niños muy chicos.  El consumo provoca altas dosis de angustia, pobreza, marginación, y desequilibrios en la salud mental y emocional. Las y los consumidoras cometen una enorme variedad de delitos, y si son pillados pueden ser privadas de libertad mientras cumplen las correspondientes condenas.  La moneda de quinientos pesos equivale a lo que cuesta una dosis de pasta base, llamada comúnmente, por dicha razón, un “quinazo”.

En este mismo proceso se encuentra la marihuana prensada, marihuana que tiene agregados químicos y otros elementos ajenos para aumentar el volumen del producto e intensificar los efectos que produce.  También pueden decaer en la violencia o en psicosis las personas que la consume.  Generalmente estas drogas son vendidas por traficantes que ocupan el dinero que generan comprando ropas de marca, joyas, y otros objetos que demarcan estatus social, no para saciar el hambre o aumentar la canasta familiar.  Se ve en las poblaciones viviendas de pobreza, pero con la genta vista de camisas de Armani y Dolce & Gabbana.


La prisión es la forma infernal de la vida.

La vida es la producción industrial de la prisión.

Un recinto carcelario es un campo donde la totalización de la maquinaria vigilante deviene modo de vida, donde la insubordinación se ha transformado en el mal capital que todo el cuerpo social debe encargarse de señalar, encerrar y castigar. La superproducción de espacios de vigilancia es capaz ahora de intercambiarse por doquier con la vida pública, asumiendo el ejercicio de la violencia como moneda de cambio de la libertad y el bienestar.

La vida es supervivencia.

Nosotros no podemos renunciar.

La creación de espacios donde respirar. La producción de territorios donde armarse, barricadas donde resistir. La configuración de potencias disruptivas, criticas, delirantes y políticas. La movilización subversiva de la historia y los restos, apuntar a la pasividad, al letargo, al miedo, a la ley.

Agruparse, amotinarse, volverse insoportables.

-Enzo  Fontz


Desde el año 2011 comencé a documentar la masacre de 81 internos que fallecieron en la cárcel de San Miguel.  Esto me acercó a reflexionar, dialogar y trabajar en torno a la crisis carcelaria en Chile y en América Latina.  Un proceso que generó, bajo la venia de las familias de las víctimas, un proyecto de carácter operacional donde las familias construyeran una organización que velara por los derechos humanos de los privados de libertad, impulsado esto a través de César Pizarro, actual presidente de la ONG 81 Razones.

El proyecto “Diálogos de emancipación” buscó convocar a múltiples conversaciones que apuntaran, desde distintas posturas reflexivas, críticas y propositivas, frenar y revertir la crisis de la expansión carcelaria y la permanencia de los sistemas de castigo, venganza y represión que los Estados establecen en pos de la estabilidad social y económica bajo capitalismo.

A partir de estos tópicos, diversos artistas (entre otros Papas Fritas, Regina José Galindo, Claudio Correa, Jorge León, Guillermo Vargas Habacuc y Yoshua Okon) se generaron una serie de eventos públicos y obras de arte que se dialogaron entre sí—conversatorios, trabajo en taller, colaboraciones locales e internacionales, intervenciones y registros—que manifestaron los diversos conflictos que coexisten en la problemática cárcel, como por ejemplo la  criminalización de la pobreza, la represión social, la disuasión moral, la justicia castigador y vengativo y la rehabilitación, reeducación y reinserción de personas encarceladas, entre otros.  Sociólogos, economistas, arqueólogos, antropólogos, psicólogos, artistas, convictos, delincuentes, arquitectos, abogados y familiares de privados de libertad participaron en la creación de una cartografía multimedia que problematizó de manera cruda esta silenciada y horrorosa realidad.

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